El día que olvidé cerrar el grifo


Si no fuera porque el agua, precisamente, no nos sobra, ésta es una idea genial para acabar con estos calores que han llegado ya. Nada me parece tan estupendo como un mundo bajo el agua, si encima está fresquita, ¡la pera!.
¿Qué hay inconvenientes? Hombre si, no se puede tener todo, pero también tiene muchas, pero muchas ventajas, además del fresquito. Nuevos vecinos, nuevos semáforos, nuevos y sorprendentes medios de transporte. Vivir bajo el agua puede resultar algo incómodo, si, además de húmedo, no cabe duda, pero...los peces llevan así toda la vida y parecen encantados... Será eso, que hay que ser un poco pez para cogerle gustillo a eso de vivir bajo el agua, o convertirte en uno de ellos, aunque... puedes acabar en el plato junto a una guarnición de patatas.  Bueno, será mejor que leáis el libro para saber de qué demonios os estoy hablando. Pero lo que si está claro, clarísimo, es que no hay que dejarse nunca, nunca, pero nunca jamás, el grifo del agua abierto.
Una historia muy curiosa que cuentan magníficamente sus preciosas ilustraciones. Una lectura que viene al pelo para estos primeros días, tanto de vacaciones, como de estreno de verano.
(Tit: El día que olvidé cerrar el grifo Serrano, L. Anaya, 2009)

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