Caracoles, pendientes y mariposas


"... los miedos de los niños se convierten en gusanos, enormes y viscosos, si no se encuentra al mago capaz de cortarles la cabeza".

La abuela de Idoia lo sabe muy bien, y por eso sabe que su nieta necesita ayuda urgente, necesita sacarla de esa casa, la de sus padres, que ahora no tienen tiempo, ni ganas, ni fuerzas, ni amor (si, a veces sucede, porque los padres son seres humanos que también sufren, y se equivocan) para ella. Por eso decide llevarla con ella, a su casa, a la playa, porque guarda un terrible secreto que no puede contar a nadie, ni siquiera a ella, ni a su mejor amiga, ni...a nadie, si alguien se enterara de lo que ha hecho, de lo que ha sucedido por su culpa.... y desde que sucedió esa cosa terrible que no quiere ni nombrar los caracoles le rondan y ella les tiene pavor, pero seguramente, piensa, en la playa, con la abuela, lejos de esa casa, los caracoles no aparecerán.

Pero ella, que aún es muy pequeña y lo ignora, no sabe que los miedos van contigo allí donde quiera que vayas, porque si no te enfrentas a ellos son capaces de seguirte hasta el fin del mundo, y la verdad, la playa tampoco queda tan lejos de su casa.

Y allí conocerá a Txomin, el niño cuyo miedo tiene forma de peces de colores que se comen sus palabras, y también a Lise, un escultor, un artista que crea preciosas formas mágicas con el azabache, porque en realidad es más que un artista, es un mago, un brujo, que con sólo mirarte sabe lo que estás pensando, aquello que guardas en la mente, en la mente de Idoia, eso tan terrible que no quiere contar a nadie, aquello que ha hecho aparecer a esos malditos caracoles... ¿Qué será el terrible suceso del que huye la niña?. ¿Se curará su fiebre de tristeza?.

"Todos hemos deseado, alguna vez, algo no demasiado bueno, incluso algo muy malo. Los seres humanos no somos perfectos, aunque estamos obligados a intentarlo".

Idoia tiene que aprender de estas palabras, es el único modo de volver a ser feliz, y al final descubrirá que la felicidad está más cerca de lo que ella se imagina, y resulta mucho más fácil llegar a ella, que huir del miedo.

(Tit: Caracoles, pendientes y mariposas. Alvarez, B. Edelvives, 2002)


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