En una noche de tormenta
(Aviso que esta vez voy a comenzar de un modo poco original)
En una noche de tormenta (¿Qué os había dicho?) una cabrita blanca se refugia en una cabaña (que digo yo que seguramente será una cueva), y se dispone a relajarse mientras espera que la tormenta cese.
¡Crac1 Alguien había entrado en la cabaña? ¿Quién será? Tic, toc, tic, toc. Era el ruido de una pezuña... parecía ser una cabra. Sintió alivio y decidió conversar.
" -¿Cómo? ¿Quién ha hablado? Está tan oscuro que no me había dado cuenta - dijo una voz ronca y entrecortada."
Voz que pertenecía a un lobo, al que también había sorprendido la tormenta y que había tenido la mala pata (literalmente) de torcersela, lo que le obligaba a caminar con una muleta. Para colmo de males, además, se había constipado.
" - ¡Ah, ah, atchís!
- ¿Se encuentra bien?
- Si, me parece que me he resfriado, tengo la nariz tapada... (menos mal, ¿no?)*
- Jeeee, ahora entiendo porque tiene esa voz (respondió la cabra que por un momento se había mosqueado)*
- Jaaa, debe ser eso."
* Los comentarios entre paréntesis son míos.
Entonces s desarrolla una conversación entre estos enemigos acérrimos ignorando quienes son. Se cuentan donde viven: uno en el Valle desolado, la otra en el Monte fresco. Piensan a la vez en comida, para cada uno de ellos algo muy diferente, por supuesto, pero ambos coinciden que en el Valle Mullido hay comida en abundancia, mientras a la vez....
" - ¡Hierba! - dijo la cabra
- ¡Carne! - dijo el lobo"
Pero el sonido de un trueno silencia sus palabras, y ninguno puede escuchar lo que ha dicho el otro. Más tarde es la luz de un relámpago, que ilumina debilmente el interior de la cabaña, la que dibuja unas sombras muy parecidas en la pared. Ambos tienen mucho miedo y eso provoca que se junten sus cuerpos un poco más. Ambos notan algo raro, pero apenas le dan importancia, es mucho peor el miedo que sienten. El miedo lo enmascara todo.
Cuando la tormenta comienza a escampar sigue siendo de noche, sigue sin haber luz suficiente para reconocerse. La noche les ha unido tanto que deciden volverse a ver, pero... ¿cómo lo harán? ¿cómo lograrán reconocerse? Y se les ocurre dar una contraseña, se llamarán "en una noche de tormenta". Así se despiden, hasta la próxima vez que.... se vuelvan a encontrar.
El autor del cuento al final les hace una pregunta a los lectores: ¿Qué hariáis?
(Tit: En una noche de tormenta. Kimura, Y. Duomo, 2014)
En una noche de tormenta (¿Qué os había dicho?) una cabrita blanca se refugia en una cabaña (que digo yo que seguramente será una cueva), y se dispone a relajarse mientras espera que la tormenta cese.
¡Crac1 Alguien había entrado en la cabaña? ¿Quién será? Tic, toc, tic, toc. Era el ruido de una pezuña... parecía ser una cabra. Sintió alivio y decidió conversar.
" -¿Cómo? ¿Quién ha hablado? Está tan oscuro que no me había dado cuenta - dijo una voz ronca y entrecortada."
Voz que pertenecía a un lobo, al que también había sorprendido la tormenta y que había tenido la mala pata (literalmente) de torcersela, lo que le obligaba a caminar con una muleta. Para colmo de males, además, se había constipado.
" - ¡Ah, ah, atchís!
- ¿Se encuentra bien?
- Si, me parece que me he resfriado, tengo la nariz tapada... (menos mal, ¿no?)*
- Jeeee, ahora entiendo porque tiene esa voz (respondió la cabra que por un momento se había mosqueado)*
- Jaaa, debe ser eso."
* Los comentarios entre paréntesis son míos.
Entonces s desarrolla una conversación entre estos enemigos acérrimos ignorando quienes son. Se cuentan donde viven: uno en el Valle desolado, la otra en el Monte fresco. Piensan a la vez en comida, para cada uno de ellos algo muy diferente, por supuesto, pero ambos coinciden que en el Valle Mullido hay comida en abundancia, mientras a la vez....
" - ¡Hierba! - dijo la cabra
- ¡Carne! - dijo el lobo"
Pero el sonido de un trueno silencia sus palabras, y ninguno puede escuchar lo que ha dicho el otro. Más tarde es la luz de un relámpago, que ilumina debilmente el interior de la cabaña, la que dibuja unas sombras muy parecidas en la pared. Ambos tienen mucho miedo y eso provoca que se junten sus cuerpos un poco más. Ambos notan algo raro, pero apenas le dan importancia, es mucho peor el miedo que sienten. El miedo lo enmascara todo.
Cuando la tormenta comienza a escampar sigue siendo de noche, sigue sin haber luz suficiente para reconocerse. La noche les ha unido tanto que deciden volverse a ver, pero... ¿cómo lo harán? ¿cómo lograrán reconocerse? Y se les ocurre dar una contraseña, se llamarán "en una noche de tormenta". Así se despiden, hasta la próxima vez que.... se vuelvan a encontrar.
El autor del cuento al final les hace una pregunta a los lectores: ¿Qué hariáis?
(Tit: En una noche de tormenta. Kimura, Y. Duomo, 2014)
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