La catedral


Una desaparición en Bretaña lleva a Telmo Yañez, aprendiz de cantero de tan solo quince años, a una aventura que desde el primer momento pone en peligro su vida. Acompañado en el viaje por tres vikingos, en realidad guerreros templarios, deberá presentarse en las obras de la nueva catedral de Kerloc'h de donde desapareció el maestro francmasón Thibaud.

Un concurso le lleva a convertirse en el imaginero que tiene que esculpir la imagen principal que presidirá el altar mayor. Sin embargo eso no es lo más importante, aunque para el, y dada su juventud, pudiera parecérselo. Un delegado del Papa, que resulta ser judío para no levantar sospechas, le habla de un sueño de la Cábala, de una visión profética del rabino Moisés de León (se refiere al Libro del esplendor):

"¿Sabéis lo que vio?. Vio Kerloc'h, su catedral (...) el mayor horror que pueda concebirse, la más atroz maldad que podamos imaginar sentaría sus reales en este remoto rincón (...). Pero Moisés de León vio algo más, te vio a ti Telmo, te vio a ti..."

Una cripta secreta, un altar pagano y una marca de cantero escrita con sangre humana, así es como comienza este libro, con la muerte de Thibaud, el maestro cantero al que todo el mundo busca... ¿Qué ha sucedido?.

Una deuda pendiente, una traición desde Acre, desde el tiempo de las Cruzadas, que ahora debe ser vengada, un templario traidor, extrañas desapariciones, muertes aún más extrañas (¿A que recuerda un poco al nombre de la rosa y al Código Da Vinci?... bueno, no me hagáis mucho caso que yo tengo mucha imaginación y enseguida la lio....). El caso es que todo el que parece saber más de la cuenta acaba muriendo, pero...¿saber más sobre que?. Este es precisamente el as que se guarda en la manga este libro. Cuando el muchacho esculpe la figura que va en el altar mayor alguien le pide que talle unas letras, esas letras son unas iniciales, las iniciales de LUCIFER. ¿Es Kerloc'h entonces una catedral consagrada al diablo?.

"Me detuve y le contemple largamente, luego, casi sin proponérmelo baje del caballo, saque de mi bolsa mazo y cincel, y sobre la áspera piel de la piedra grabe un signo. Una T inscrita sobre una Y. Mi marca. Una marca que cuando mis huesos solo sean polvo barrido por el viento, me sobrevivirán".

Porque en el fondo esta aventura no es más que la primera de tantas que el aprendiz de cantero Telmo Yañez correrá a lo largo de su vida, pues su viaje acaba de comenzar, y el Tour que todo francmasón, o albañil libre como queramos llamarlo, debe llevar a cabo, comienza en Kerloc'h, en su catedral.

(Tit: La catedral. Mallorqui, C. SM. Premio Gran Angular 2000)


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