Un monstruo muy triste


Catalina encuentra un monstruo bajo la cama. Nada raro, imagino pensaréis, porque todo el mundo sabe que a los monstruos, de existir, les encanta esconderse allí. Sin embargo, éste no es un monstruo cualquiera, no señor, porque además de tenerle miedo a las escobas y a los chillidos (ser un monstruo no significa carecer de buen gusto) está inacabado. ¿Inacabado?....¿Y eso que significa?....¿Es cómo el bocadillo de salchichón que te has dejado a medias porque a ti te apetecía de jamón?...Bueno, si, algo parecido.

El que esté inacabado tiene su explicación, y en ella tiene mucho que ver el hermano de Catalina, Aitor, porque ha sido él quien estaba dibujando al monstruo y lo ha dejado a medias.... Ahora ya lo entendéis, ¿verdad?.

Y así, a medias, sin nombre, sin familia, y sin hogar donde volver, está tan triste y asustado que se esconde bajo la cama de la niña que ahora, una vez que ha conseguido sacarle de allí le tendrá que dar un nombre (Pipote, ya que es chico, y no puede ponerle el nombre de su rana de peluche, Pipota) y lo más importante le tendrá que dar una casa y una familia. Catalina se pone manos a la obra y con sus lapiceros de colores comienza a dibujar....

En las primeras páginas, el libro nos dice que está dedicado a un cuadro, a uno muy concreto del genial Joan Miró, un pintor que nunca dejó de ser niño y que en cada una de sus obras ellos, los más pequeños, parecen navegar encantados, divertidos con sus formas y colores, más cerca de la magia que del arte. Y digo esto porque este libro sin las ilustraciones no tendría ningún sentido, unas encantadoras páginas llenas de color, movimiento, ternura y magia...como la obra de Miró.

(Tit: Un monstruo muy triste. Alvarez, B; Ilus. Gonzalez, T. SM, 2013)

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