El salteador de caminos
Bien es sabido que el hambre y la pobreza agudizan el ingenio, y buena prueba de ello es la historia que cuenta este libro, que se lee muy fácil y que te mantiene entretenido hasta el mismísimo final.
Un pequeño mendigo, que tiene la mala suerte de ser, eso, pequeño, porque...
"una de las cosas malas de ser pequeño es que casi todos los chavales que mendigan por las calles son más grandes. Y si eres más grande tiene más autoridad...".
Le va a cambiar la vida el encuentro con un misterioso caballero, que aparece montando una preciosa yegua negra.
"Sostenme el caballo chaval. Cuando vuelva te daré una guinea de oro"
Y ahí, parado, muerto de frío y hambre, y descalzo, aguanta a que llegue el jinete y le de su recompensa. Pero antes de que eso suceda, pasan muchas cosas, que tienen que ver con salvar la integridad del animal, pero también la suya propia, porque no todo el mundo que se fija en él, tal cual está como un pasmarote, tiene buenas intenciones. Eso si, él demuestra que de tonto no tiene un pelo (consigue dos panes y un buen trago de agua gratis) y que, aunque pobre, es honesto pero...también un poco pillo.
La historia tiene trampa, y no lo descubres hasta el final, aunque bien pensado pudiera ser que el muchacho dijera la verdad, ¿no?.... ¿Queréis saber quién es el misterioso jinete?. ¿Conseguirá el chaval que le pague lo que le ha prometido?. En realidad...¿Quién es el salteador de caminos?....
Se trata de una historia muy bien escrita, con una trama muy original y con unas magníficas descripciones que, aunque escasas, te hacen sentir la pobreza del muchacho, lo que te lleva a empatizar con el personaje y desear que todo le salga bien. Totalmente recomendable.
(Tit: El salteador de caminos. Thompson, K. Edelvives, 2009)
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