Un día
Dos amigos se encuentran en plena calle. Uno en una acera, el otro enfrente. Les separa un paso de cebra. Aquí comienza la aventura, ¿quién dijo que la ciudad es aburrida? « -No, ¡espera! Había olvidado decirte que tienes que usar un casco » . ¿Un casco? Para qué demonios querrán un casco si solo tienen que cruzar la calle… Pues es lo que tiene el poder de la imaginación, y no cabe duda de que la autora de esta historia posee una imaginación desbordante. Las franjas del paso de cebra se convierten en olas gigantes de un mar encrespado en cuyas aguas nadan todos tipo de peces: enormes, pequeños, diminutos, horrorosos, abismales, abisales... « -¡Creo que puedo alcanzarte! - Parece que enseguida nos encontraremos » . Lo que estos amigos ignoran es que el mar esconde otros muchos secretos. No es posible, puedes llegar a pensar. ¿Qué más pueden ocultar las aguas de este peculiar océano? ¿Bulbos, enormes insectos, culebras y pájaros, ojos saltones y plantas carnívoras? ¡Nooo! Pues sí...